Salud
Lo que comemos influye grandemente en nuestro cuerpo, no sólo condicionando el peso corporal y el aspecto físico que tenemos, sino también, nuestros sentimientos, las emociones, el rendimiento físico e intelectual y mucho más. Por ello, para lograr una mente en forma es fundamental comer más sano y continuación te contamos cuáles son los ingredientes que no deben faltar en tus platos si quieres cuidar tu cerebro.
Las bayas en general dentro de las cuáles encontramos frambuesas, arándanos, moras, fresas y demás son alimentos colmados de antioxidantes dentro de los cuáles destacan los flavonoides.
Estas sustancias se vinculan a mejor salud cerebral en general ya que pueden reducir la inflamación del cerebro, el efecto de neurotoxinas y promover la función cognitiva, el aprendizaje y la memoria según señala un estudio publicado en Genes & Nutrition.
Por esta razón incluir frutos rojos junto a otras frutas y verduras en nuestra dieta habitual es siempre recomendable para proteger la salud cerebral.
El cacao posee sustancias estimulantes del sistema nervioso central y por ello, puede influenciar el funcionamiento del cerebro. Pero además, es rico en polifenoles como los flavonoides que como hemos dicho, benefician y protegen la salud del órgano más importante de nuestro cuerpo.
Los flavonoides del cacao tienen efecto neuroprotector y neuromodulador y podrían prevenir el declive cognitivo producido con la edad según concluyen científicos alemanes, por eso, consumir cacao puro o escoger un chocolate con alto grado de pureza para ingerir en pequeñas cantidades de forma habitual puede ser otro gran recurso para beneficiar nuestro cerebro.
Los frutos secos, especialmente las nueces, son ricas en ácidos grasos insaturados que tienen efecto antiinflamatorio y antioxidante. Además, poseen variedad de fitoquímicos que pueden mejorar la función cerebral.
Concretamente, las nueces reducen el efecto tóxico de diferentes agentes sobre las neuronas, promueven la neurogenesis, favorecen la señalización interneuronal y reducen el estrés oxidativo así como la inflamación en el cerebro según concluye una investigación publicada en The Journal of Nutrition.
Entonces, incluir frutos secos y en lo posible nueces en cantidades de un puñado al día como parte de diferentes preparaciones o simplemente como snack para calmar el gusanillo entre horas puede ser de mucha ayuda para beneficiar el funcionamiento cerebral.
Los pescados grasos son fuente de omega 3 y especialmente de ácido docosahexanoico o DHA que en nuestro cerebro debe encontrarse en equilibrio con el ácido graso omega 6 para promover la neurogénesis y el aprendizaje, según un estudio publicado en Brain Research. De hecho, este ácido graso también es clave en el desarrollo del cerebro en los bebés.
Sin embargo, el consumo de pescado más allá de los ácidos grasos ha sido asociado por científicos de Chicago a un menor declive cognitivo ocasionado por la edad, por eso, este alimento podría tener otros componentes que favorecen la función cerebral.
El consumo de pescado azul se recomienda una a dos veces a la semana para que obtengamos la cantidad apropiada de omega 3 con su ingesta.
Las leches fermentadas contienen bacterias vivas llamadas probióticos que benefician la salud gastrointestinal y favorecen la digestión, sin embargo, cambios en la flora intestinal ocasionados por estas bacterias pueden afectar positivamente la función cerebral como indican investigadores de la UCLA.
La influencia de la leche fermentada con probióticos sobre la salud cerebral también fue confirmada por un estudio publicado en la revista Gastroenterology que observó cambios en la conexión cerebral y concluye que los probióticos tienen función neuromoduladora.
Los yogures pueden o no tener bacterias vivas, por lo tanto, si compramos debemos observar si es leche fermentada (siempre tiene probióticos) o si es un yogur no pasteurizado, pues de lo contrario no contienen probióticos que benefician el cerebro.
El té en todas sus variedades contiene teína, una sustancia que modula la función cerebral en seres humanos relajando la mente sin producir somnolencia y además, estimulando al sistema nervioso central para promover la atención como señala un estudio publicado en 2008.
Además, científicos de Corea del Sur analizaron el efecto del epigalato de catequina, un componente del té verde sobre el cerebro y encontraron efectos neuroprotectores, pudiendo incluso reducir daños de una isquemia cerebral en nuestro cuerpo.
Beber entre dos y tres tazas de té al día puede no sólo ser un ritual placentero sino también, con grandes beneficios para nuestro cerebro.
Como podemos ver, no son pocos los alimentos que pueden proteger nuestro cerebro, pero la clave está en incluir los mismos en el marco de una alimentación equilibrada y otros hábitos saludables, pues una dieta sana ha sido asociada a menor deterioro cognitivo y a un cerebro en forma con el paso del tiempo.
Fuente: directoalpaladar.com
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